jueves, 10 de julio de 2008

Uno de mi compañero Jorge Hernández




Este es un canto de amor, de coraje, de hombres recios para otro más recio, de hombres de a caballo para un Centauro, pero con una mirada amplia y dulce de comprensión, de bondad, quizá los separe la división política, su tiempo, la distancia, sólo que el común denominador es la hombría. Está en el Arroyo, se respira, no requiere de pruebas, de Álamos, Sonora para los Remedios, Durango. Anhelo seguir con los nuestros sombreándonos al ala de ese sombrero y alentando con esa sonrisa y disposición, va ahí, su andar es ahora lento, paso a paso, marcando rumbo, dice poco, su lección es mayor.

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