viernes, 8 de agosto de 2008

NOCHE DE AGOSTO



Era una noche calurosa de inicios de agosto, apenas se estaba ocultando el sol, la tierra olía a humedad y llegaba de vez en cuando, un olor a animal descompuesto que provenía de un terreno aledaño, se escuchaban estruendos de una lluvia venidera. En la casa se escuchaba a lo lejos el sonido de la televisión y alguno que otro chasquido, muy peculiar en las casas hechas de madera. Las visitas ya no tardaban, yo terminaba un proyecto que debía entregar a la mañana siguiente. Mi concentración se vio interrumpida por dos personas de las cuales me es grata su presencia en algunas ocasiones, se trataba de ellos, los que aguardábamos. Risas insólitas y conversación poco amena eran parte de la noche. Se sentía una vibra inquietante, de desconfianza y temor. Mientras que me mantenía lo más prudente posible mi alma luchaba por sacar el espíritu de uno de ellos, del cual percibía sólo maldad. El sentimiento era único: un poder proveniente de algún lugar llegó a mi cuerpo tratando de imponerse al enemigo. Las energías adquiridas se encontraban una y otra vez, mientras trataba de mantener la calma hacia mi exterior, y evitaba que fuese visible tal temor.

SECUESTRO


A plena luz del día, una mujer se disponía a trabajar en el centro de la ciudad, era una mujer hermosa, de tobillos delgados, piernas largas y suaves, se movía de un lado a otro llamando la atención de propios y extraños, mecía entre sus manos a un producto de su propia cosecha. Visitaba a una comadre en aquélla zona, la cual se encuentra llena de tugurios mal olientes y llenos de putas. Eran horas tempranas. Unos sujetos se avalanzaron contra ella y no se supo más de ella...